En Seine-Port, el 54% de los residentes respaldaron una carta que busca limitar el uso de pantallas, según los resultados de un referéndum reciente. Después de la votación, el alcalde emitirá una orden que prohíbe el uso de teléfonos inteligentes frente a las escuelas, en las tiendas, al caminar por la calle y en espacios públicos o asociativos con varias personas presentes. Aunque la victoria fue ajustada, con 146 votos a favor y 126 en contra, refleja la preocupación de la comunidad por la intrusión de las pantallas en la vida diaria.
Este es el primer caso en el que una comunidad decide regular el acceso de los jóvenes a las pantallas. A pesar de la aprobación, no se establecen sanciones legales en caso de incumplimiento. El alcalde, Vincent Paul-Petit, expresó su sorpresa por la brecha más estrecha de lo esperado y destacó la necesidad de abordar el problema de salud pública que representa el uso excesivo de pantallas.
La carta insta a los padres a limitar el acceso de sus hijos a las pantallas en casa, proponiendo la eliminación de dispositivos electrónicos en ciertos momentos del día. Como alternativa, el municipio planea crear un espacio deportivo y un club de cine para niños y adolescentes. Además, se ofrecerá un teléfono simple a los futuros estudiantes de secundaria cuyos padres no les proporcionen un teléfono inteligente hasta la escuela secundaria.
Los opositores argumentan que la intervención del alcalde es excesiva y que debería dejarse en manos de los padres decidir sobre el acceso a las pantallas. Algunos expresaron su molestia por la prohibición de usar teléfonos en tiendas, argumentando que es una cuestión de educación personal.
Los defensores de la carta sostienen que es necesario proteger a los niños de los efectos negativos de las pantallas, que pueden afectar su desarrollo y la relación con sus familias. Consideran que establecer reglas uniformes en Seine-Port facilitará a los padres manejar las expectativas de sus hijos y fomentará un ambiente más saludable.
El debate en Seine-Port refleja las preocupaciones crecientes sobre el uso excesivo de pantallas y sus impactos en la salud y el desarrollo de los jóvenes. Mientras algunos abogan por una regulación más estricta, otros insisten en la importancia de la educación y la responsabilidad individual en el uso de las tecnologías.